jueves, 11 de febrero de 2016

TAI CHI, CULTIVAR LA CALMA Y LA SERENIDAD

Este artículo fue el segundo que publiqué en la revista de Reebok Sports Club La Finca, donde tengo el honor de trabajar. Lo compartimos? Con todo mi amor...

Cuando realizamos un ejercicio físico de mayor o menor intensidad, estamos acostumbrados a observar tan sólo los efectos de dicha actividad a nivel físico, es decir: músculos, huesos, incluso aparato circulatorio, tensión…
   Pero con actividades como el Tai Chi, Yoga, etc., además de dichos beneficios, de los que hablé en un nº anterior de nuestra revista, cuando llevamos practicando algún tiempo, vamos dándonos cuenta de las otras “bondades” de nuestra práctica. No hay que olvidar que el Tai Chi, así como otras disciplinas “internas”, actúa a nivel holístico, es decir, sobre el cuerpo, la mente y el espíritu.
   Por supuesto, lo primero que vamos a observar cuando practicamos Tai Chi es que descubrimos que nuestra respiración es superficial: llenamos muy poca capacidad pulmonar.
Cuando somos bebés, utilizamos el abdomen para inspirar y espirar, con lo que todo el aire inhalado para a los pulmones en toda su plenitud, y además lo hacemos sin ningún esfuerzo, con calma y con facilidad.
Los ejercicios de Chi Kung previos a la tabla de Tai Chi, y después los movimientos de dicha rutina, tienen un porcentaje muy elevado de trabajo respiratorio, ayudando a relajar la mecánica inspiración y espiración, y coordinando cada fase del movimiento con ellas.
   La práctica diaria del Chi Kung (Trabajo Energético, traducido textualmente) que hacemos antes de la tabla en nuestras clases, y del Tai Chi después, nos devuelve el recuerdo de la respiración natural ( abdominal) y por ello, vamos percibiendo una mejora general, no solo de la respiración, además, del aparato circulatorio, a nivel celular (respiración celular), e incluso más profundamente, notamos una disminución paulatina del stress y una calma y armonía interna cada vez mayor (la práctica a nivel externo tiene efectos automáticos a nivel externo).
   Por ello, es importante la práctica diaria del Tai Chi, preferiblemente por las mañanas, ya que, aparte de lo dicho anteriormente, nos prepara para las actividades diarias, las cuales afrontaremos con más alegría y paz.
LAS CLASES:
En nuestras clases, los movimientos de la tabla se procuran aprender uno a uno, con calma, para que cuando adquiramos suficiente soltura con ellos, podamos ser capaces de empezar a sentir la energía circulando por nuestro interior y comencemos a fluir con el movimiento y relajar los músculos, a la vez que aprendemos a utilizar los tendones, ligamentos y huesos.
   Esto nos hace practicar de una manera más profunda a nivel de los canales energéticos.
A la vez, entramos en un estado meditativo gracias a que unificamos mente y cuerpo, lo que, a su vez, crea mayor concentración, puesto que nuestra mente no vaga de pensamiento en pensamiento.  Incluso nuestras preocupaciones se disuelven gracias a la práctica regular.

   También es importante, por lo dicho anteriormente que, por supuesto, memoricemos los movimientos a base de la práctica continua, y que el ritmo de dicha práctica sea lento y fluido, lo que, además de beneficiarnos física y mentalmente, nos permite adquirir paciencia, templanza y paz espiritual.

¡FUERA PRISAS!
   Estamos acostumbrados a vivir con prisas y querer resultados de todo “ya mismo”, con lo que nos perdemos muchas cosas de nuestro entorno, no solo físico, sino también emocional y espiritual.
   Ver crecer día a día a nuestros hijos, conocer mejor a las personas que más queremos, e incluso a nosotros mismos, es fruto de vivir la vida con más paciencia y calma, saboreando cada segundo.

   Por cierto, cuídate más a ti mismo, conócete mejor, y quiérete como eres, y mágicamente todo tu entorno se transformará a mejor.

Que tengas una vida feliz y armoniosa.

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