lunes, 10 de mayo de 2021

La paciencia. Una virtud, una necesidad, un regalo.

   El Tai Chi nos ayuda a desarrolla nuestras habilidades emocionales y cognitivas, como la empatía, el respeto, la compasión, la PACIENCIA... 
   Creo que siempre he sido una persona paciente (aunque en ocasiones la paciencia tenga un límite desbordable). 
   La paciencia siempre me ha hecho bien. Y sí, creo que es una virtud y que incluso nos proporciona mejor salud física, mental y espiritual. 
   Vivimos en un mundo de prisas, estrés, inmediatez, y a veces yo diría también que de agresividad por parte de algunos. 
  Ahí va un ejemplo de impaciencia cotidiano: observa un paso de peatones con semáforo: seguro que te darás cuenta de que muy poca gente espera a que cambie a rojo para los vehículos para cruzar. Se arriesgan a ser atropellados, pero aún así, cruzan. ¿De qué les sirve? ¿llegan antes? NO. 
   Pues así encontramos muchos ejemplos a lo largo de nuestro día a día. 
   Ya lo decía Einstein: El Tiempo es relativo. A mí me gusta pensar y decir que, por ejemplo, una clase de Tai Chi dura 1 hora u hora y media, con prisa o sin prisa. Entonces: ¿por qué no disfrutar cada momento? 
¿No es más bonito el paisaje desde la ventana de un tren que va más despacio? Para mí sí. 
   ¿No crees que se disfruta más observando y viviendo la vida más lentamente? ¿Para qué queremos ir tan rápido? Nos perdemos muchas cosas maravillosas, nos perdemos a los demás, y a nosotros mismos. Dadle una vuelta. 
Feliz Vida. 

Nuestro espacio vital es la NATURALEZA.

¡Hola de nuevo!
   Cuando escribí este post estaba en uno de mis sitios favoritos en el parque de mi barrio, rodeada de pinos, pájaros, y acariciada por una suave brisa. 
   Necesito estar en la naturaleza, ya sea en la sierra, un bosque, el parque... escribiendo, o meditando, practicando Tai Chi, dibujando, haciendo fotos, o simplemente estando. Sintiendo todo lo que me rodea con todos mis sentidos, cuerpo, mente y alma; respirando al ritmo que respiran los árboles. 
   Los humanos somos también seres conectados a la naturaleza, aunque algunas veces se nos olvide viviendo en un medio urbano: nos sentimos mal, sobrecargados, con ansiedad, mal humor... enfermamos y nos entristecemos. 
   Los árboles, el sol, el viento, la Tierra y el Cielo nos recargan y nos recuerdan que somos naturaleza también. 
   Los maestros de Tai Chi siempre hablan de practicar al aire libre, y por eso vemos tanta gente haciendo Tai Chi y Chi Kung en parques, playas, bosques, montaña, etc. 
   Si no tienes más remedio que practicar en un sitio cerrado, procura al menos que el lugar tenga puertas o ventanas abiertas, que se renueve el aire, y que tenga elementos naturales. 
  La Madre Naturaleza es la mejor batería para cargar nuestra energía, y el mejor lugar para conectar con tu espacio interior. Intercambiar energía vital con la naturaleza nos ayuda a enraizarnos, expandir nuestro espacio vital y elevar nuestra vibración. 
   Y, al menos a mí, me hace sentirme más Feliz. Namasté y Feliz Vida.