martes, 28 de septiembre de 2021

Maestros, profesores, alumnos y la enseñanza del Tai Chi.

   Las personas que se quieran acercar al maravilloso Arte Marcial interno que es el Tai Chi, y al Chi Kung, sistema de ejercicios de respiración y de salud, ambos de origen chino, han de saber que son más que bienvenidos, y que van a tener toda la libertad del mundo para descubrir las necesidades y objetivos que desean de ellos. 
   Los tiempos evolucionan y cambian, aunque a veces parezca que retroceden en algunas cosas. El Tai Chi y el Chi Kung beben de la fuente del Taoísmo. Entre otras cosas, esta filosofía se basa en el fluir del tiempo y en adaptarse a los cambios, manteniendo las cosas buenas. Por eso, es una disciplina flexible y llena de beneficios. 
   A veces, hay gente (tanto alumnos como profesores) que piensan y declaran que es una práctica muy difícil, pero no es así. 
   El Tai Chi (así como el Chi Kung y otras disciplinas afines) va evolucionando acorde a los tiempos, a la vez que conserva todas sus bondades y características principales. 
   Lo mismo ocurre (o debería ocurrir) con los maestros, profesores, instructores, etc., que acercan estas beneficiosas prácticas a otras personas que se acercan con curiosidad a estas prácticas, cada uno con sus razones personales. 

   En la antigüedad, el Tai Chi y otras Artes Marciales, así como el Chi Kung, estaban prohibidas o restringidas al público en general, en China. Debido, en parte al aislamiento, cerrazón y resistencia a la influencia extranjera. 
   También porque había ciertas enseñanzas más profundas y difíciles de asimilar. Los maestros, por regla general, eran muy severos, con métodos muy rígidos e inflexibles. 
   A su vez, el instructor elegía cuidadosamente el/los discípulos adecuados para su enseñanza. Primero, se les sometía a un período de prueba duro, después del cual podían ser aceptados, o no. 
   Muchos de estos círculos de enseñanza se encontraban en monasterios, el ejército, o en clanes o familias. 
   En la década de 1960, con el comienzo del gobierno de Mao Tse Tung y la aparición de la llamada Revolución Cultural, muchos maestros salieron de su país y comenzaron a difundir sus enseñanzas por el resto del mundo. 
   Afortunadamente, hoy en día, podemos disfrutar de sus numerosos beneficios por todo el planeta. 

   Paul Read, maestro de Tai Chi, conocido por su humor y su sitio web teapotmonk.com dice que: "Si bien es cierto que las cualidades que hacen que el Tai Chi sea bueno: humildad, no ambición, no agresión, espontaneidad, silencio, y las ventajas de dar un paso atrás, tienen una calificación bastante baja en nuestra sociedad materialista, creo que es demasiado fácil para los maestros ignorar su responsabilidad cuando los estudiantes abandonan la escuela". Es importante que el maestro tenga más humildad, que se preocupe por invertir más tiempo en averiguar las necesidades y objetivos de los alumnos, y trasmitir todas sus cualidades. 
   Algunas veces, los alumnos sienten que no están a la altura de aquéllos que llevan más tiempo y tienen, lógicamente, más experiencia. 
   A veces, los profesores explicamos demasiados conceptos a la vez, que son difíciles de retener en la memoria del estudiante. Así que, es mejor mantener la enseñanza simple, sencilla. 
   Es muy importante también no obligar a los alumnos a copiar simplemente nuestros movimientos. Es mejor enseñar la mecánica del movimiento y dejar que los alumnos los trabajen y los integren, para que les insuflen su propia energía y los hagan suyos. Incluso, convertirnos, como dice el maestro Tew Bunnag, en un amigo que comparte la práctica con ellos. 
   También es muy importante que observemos, que invitemos a los alumnos a participar, a preguntar, a indicarles que practiquen solos, que se enseñen unos a otros. 
Tew Bunnag también incide en explicar una gran verdad: que el Tai Chi no sólo es un deporte para ejercitar el cuerpo, sino una disciplina que integra y aúna sus facetas marciales, terapéuticas y espirituales. Es importante tener en cuenta su carácter holístico, unificar todo de forma natural para proporcionar armonía y bienestar, los objetivos del Tai Chi. 
 
   Fundamental para el alumno tener en cuenta sus necesidades personales, lo que busca en su aprendizaje y práctica del Tai Chi y Chi Kung. Las sensaciones internas de cada uno son muy valiosas. 
   Es fundamental crear un ambiente armónico, pacífico, colaborativo, sencillo y limpio de complicaciones, lenguaje rimbombante y parafernalia. 
   El maestro Bunnag también afirma, como la mayoría de los maestros, que: "la forma no puede aprenderse con fotografías ni siquiera con vídeos, sino que requiere la relación viva con un maestro". 
   A mí también me parece muy importante la capacidad maravillosa del ser humano de sanarse a sí mismo, la participación como paciente activo (en cuanto a la capacidad sanadora de todas estas prácticas). 
   Lo importante es descubrirlas cada día, tanto durante el tiempo de aprendizaje en clase, como en la práctica personal diaria. 

   La belleza de disfrutar del camino en vez de enfocarse en querer saber cuándo llegamos al final, es una experiencia maravillosa. 
   A mí personalmente me gusta enfocar mi trabajo como docente desde mi experiencia como alumna también. 
   La vida se hace más bonita y fluida cuando hay mezcla e integración: de culturas, enseñanzas, etc. 
   Es más gratificante prescindir de la cerrazón, de las jerarquías, la exclusividad y la complicación. Mejor aprender (y enseñar) en un ambiente y un entorno abierto en el que el maestro tiene su responsabilidad de enseñar, compartir, y aprender, y los alumnos a su vez, tienen su responsabilidad de practicar, conectarse con ellos mismos. 

   El Tai Chi en clase, y en la vida diaria, combina maravillosamente con el Chi Kung, con su aspecto meditativo, espiritual, y médico. 
   Lo que absorbamos cada día de todo ello, y lo que nos aporta, eso es lo bello. 

   Y para terminar, algo tan valioso y fundamental como la paciencia. Es un verdadero arte que nos ayuda a interiorizar, volver a nosotros mismos, centrarnos encontrarnos, disfrutar, tener asombro, ilusión, olvidarnos de la sensación de que tenemos que saberlo todo. Mejor ir poco a poco, ¿no?. 
   Eso es la Vida.